Según un estudio publicado en la revista "Food Chemistry", investigadores de la Universidad de Granada (España), han desarrolado un nuevo método para cuantificar la capacidad antioxidante de los alimentos.
Hasta ahora no se tenía en cuenta la llamada fracción sólida (fibra) porque se pensaba que no se aprovechaba al ser insoluble. Realmente, se ha comprobado como esta parte de los alimentos llega al intestino grueso y la "microbiota intestinal" (flora intestinal) también puede fermentarla y extraer aún más sustancias antioxidantes.